Este texto me ha llegado por correo electrónico, y me parece una lectura del Evangelio muy actualizada.
"Haití (Lucas 4,14-21)
Se llama Cloe, y era la mayor de 5 hermanos. Ahora sólo le queda la hermana que lleva en brazos. Sus padres y sus otros tres hermanos murieron en el terremoto. Le duele el hambre. Le duelen las heridas. Le duele la tristeza del llanto de su hermana. Cuando logran comer algo, siente el corazón profundamente desgarrado. Como si le hubieran arrancado de cuajo una parte.
También nosotros sentimos el desgarro de su desgracia. Cada desgracia que ocurre a un hermano a todos nos afecta. Por eso el evangelio de esta semana es una luz, una exigencia, un consuelo. Jesùs experimentó la llamada del Padre a que vendara los corazones desgarrados. Nosotros sabemos que Jesús nos llama dar la buena noticia a los pobres.
Cloe necesita comida, agua, mantas para el frío, ropa para vestirse, medicinas para sus heridas. Cloe necesita una mano amiga que limpie su rostro de tierra, que la abrace y le dé ánimos para seguir adelante. Necesita una voz amiga que la invite, ahora más que nunca, a confiar en Jesucristo. Necesita que le digan que Él no es un dios alejado de nuestros sufrimientos; que es un Dios de carne que conoce por experiencia propia lo que es sufrir. Por eso siempre, incluso en la mayor de las desgracias, podemos acudir a Él. Cloe necesita saber que la vida de sus padres y sus hermanos no se ha desvanecido como si fueran polvo entre los escombros. Necesita saber que su vida continúa entre las manos de un Dios que es amor. Ya es tarde, pero Cloe sigue necesitando un mundo más justo, donde la pobreza y la explotación no multipliquen los efectos de los desastres naturales, que mientras el mundo sea mundo nos acompañarán.
Dentro de algunos años Cloe, puede ser, que venga a España buscando una vida mejor. Puede ser que el dinero lo consigua vendiendo su cuerpo de niña a algún canalla que haga turismo sexual –bonito nombre para una explotación tan salvaje--. Puede ser que consiga el pasaje, y cuando esté en nuestra tierra se encuentre con el calificativo de “ilegal” y se le nieguen hasta los derechos más básicos.
Cloe necesita pan y agua, un abrazo y una palabra de fe, justicia y dignidad para su vida, y un mundo en el que todo seamos de verdad hermanos. Y lo que Cloe necesita es, para nosotros, Palabra de Dios".
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