Está claro que en estos últimos años está cambiando la forma de aprender y de enseñar. Los profesores en cierto modo hemos pasado también a ser aprendices -la vida es un continuo aprendizaje, y por suerte, el conocimiento no es algo estático, tenemos capacidad para seguir aprendiendo y seguir teniendo curiosidad-. Y nuestros aprendices, han pasado a ser unos auténticos generadores de conocimiento.
Tengo la suerte de que este año tengo algunos grupos que trabajan estupendamente de manera autónoma. Y saben hacer algunas cosas que yo, profesor, a veces no domino. Tampoco me siento demasiado incómodo en ello, en general esto no es lo habitual.
Hace unos años, nuestros alumnos y alumnas solamente escuchaban, leían, memorizaban y repetían. Hoy en día, por suerte para ellos y para todos nosotros, aunque cuesta un poco ir abandonando la tiza, la pizarra y el libro de texto, los jóvenes estudiantes tienen también la oportunidad de captar la información en otros contextos, conectar diferentes conocimientos aprendidos previamente o que forman parte de sus intereses, estructurar, sintetizar, crear, escribir, reflexionar, editar, consensuar, dialogar, decidir, elegir lo que aprender y cómo, y compartirlo. En algunos casos, como en este, con ayuda de la tecnología. ¡Qué bien!.
Yo les dejo hacer, y ellos hacen. Tampoco permito contextos caóticos en los que publiquen cualquier cosa, animados por la actual tendencia juvenil a la impulsividad y a la respuesta rápida y fácil. Les doy unas pocas pautas, les acompaño en el proceso, redirecciono caminos para llegar al conocimiento deseado, les permito y animo a interactuar entre ellos. El aprendizaje entre iguales, muchas veces es más significativo. Se auto-organizan (personalmente) y hetero-organizan (como grupo).
Con esta metodología de trabajo ellos devuelven el 200%. Todos contentos.
La actividad que expondré a continuación, y que Antonio ha publicado en nuestro blog de aula "Aprendiendo tecnología en La Merced", se lo propuse el miércoles pasado, a las dos de la tarde. Y cuatro días después, va y me presenta esto. ¿No es impresionante?. Yo aún no he cerrado la boca.
Felicidades Antonio! Por tu implicación, tu paciencia, por tu saber estar, por tu saber hacer. No quisiera que mi asignatura te estuviera robando demasiado tiempo, hay que dosificarse. Al final voy a tener que ponerte la matrícula de honor, Antonio. No me estás dejando otra opción, aprietas demasiado. Enhorabuena. (Ya les he mandado el enlace a mis amigos ingenieros, para que te vayan echando el ojo para dentro de unos años). Hablaremos.
En otro orden de cosas, no os perdáis tampoco a Víctor, el diseñador de iglesias,