Así deberían ser nuestras ciudades: inclusivas, para todos, atentas a la integración y la convivencia, alegres, humanizadas (no solamente llenas de humanos)...
Ciudades para todos en las que todos cuentan.
No basta con integrar (hacer infraestructuras / servicios para que las personas con discapacidad de cualquier tipo mejoren su calidad de vida), también hay que incluir: estas personas en igualdad de oportunidades, que participan como uno más.
Ciudades donde importan las personas y no el tamaño de los edificios o de las infraestructuras, con servicios públicos de calidad y a precios razonables. Ciudades donde los políticos sean gestores y no especuladores, con parques y plazas para la gente, para estar en la calle y convivir con tus vecinos, ciudades comprometidas con sus ciudadanos y con los de otras partes del mundo.
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