Sor Isabel en un momento de la charla a los chicos de 3º. |
Durante esta semana, ha habido muchas actividades en el colegio, pero esta que voy a contar ha sido para mí una de las más necesarias.
Sor Isabel Prieto, servidora incansable en favor de los alumnos de este colegio, preparó una charla para los chicos/as de 1º, 2º y 3º de ESO.
Enlazó la Semana Cultural Mercedaria con la vida del Padre Zegrí, y les dijo a los chicos cosas como estas, que expongo tomadas de unos apuntes que cogí al vuelo. A mí personalmente me interpeló mucho:
- Tenéis la suerte de poder prepararos para tener cultura, eso que consiste en cultivar, trabajar, hacer fructificar para los demás aquello que hemos recibido. Nuestra inteligencia y nuestra razón están para comunicar lo aprendido y expandirlo para los demás.
- El P. Zegrí, nacido en 1831, y que vivió su juventud en Granada, también fue joven, y tuvo sus 12, sus 14 y sus 17 años. Fue un chico que también se divirtió, se preparó, y que siempre tuvo una mirada limpia para ver lo que tenía a su alrededor. Cultivó la semilla de su inteligencia y la hizo crecer de forma gradual. Tenía afán de superación, y no se conformaba con el suficiente, siempre intentaba dar lo mejor de sí, sin ninguna intención de competir con sus compañeros. El saber le alegraba, lo consideraba una satisfacción personal. Juanillo (así se le conocía) al mirar lo que le rodea intenta ser útil y colaborar con el Reino, y lo puede hacer por que se ha preparado: nadie da lo que no tiene. Y si no sabes ni lo que tienes ¿qué puedes dar?, examina lo que das, para valorarlo y mejorar. Si molestas, si eres desobediente, si no dejas trabajar o atender a los demás, si te portas mal ¿que estás dando? ¿no estás más bien robando? ¿Crees que luego tienes derecho a exigir algo?
- La cultura nos facilita poder comunicarnos con los demás. No podemos pasar la vida sin conocer y tener curiosidad por lo que tenemos alrededor. Debemos ser conscientes, debemos ser útiles. ¿Por qué nos conformamos muchas veces con el aprobado raspado, con "aprobar para olvidar"?. La buena nota produce satisfacción por el deber cumplido, y satisfacción por no tirar los talentos que nos han sido regalados. El corazón, los anhelos, lo que queremos, lo que pensamos, está dentro de nosotros. En la inteligencia no mandamos (aunque la podemos cultivar). En lo que mandamos es en nuestra voluntad, en nuestro corazón. El que quiere, puede.
- Jesús hablaba en parábolas:
- Parábola de los talentos. Dios premia al que devuelve 10 cuando ha recibido 5, y le invita a una fiesta permanente. Y no quiere a su lado al que recibiendo solamente un talento lo esconde por miedo a perderlo y no le saca rendimiento. Dios condena la pereza, cuando no ponemos a funcionar las capacidades y los medios que se nos han dado. Cuando uno intenta disfrutar aprendiendo, se entera de todo.
- Parábola del sembrador: la semilla que cae en el camino se pierde, se la comen los pájaros (como cuando al salir de clase no nos hemos enterado de nada por no prestar atención), la que cae en pedregal intenta fructificar, pero no lo hace (si nos enteramos de la lección, pero luego no hay trabajo en casa que afiance lo aprendido. No basta con buenas intenciones), la que cae en tierra buena fructifica (en diferente medida, cada uno en función de su capacidad).
- Y el Padre Zegrí no se quedó encerrado en sí mismo. Hizo felices a los de su alrededor. Cuando uno está contento hace felices a los que le rodean (compañeros, familia, profesores), es fuente de alegría. Nuestra felicidad tiene una dimensión comunitaria. La alegría compartida se aumenta.
- Y estamos llamados a ser felices. Está prohibido aburrirse. Siempre hay algo que hacer, algo que pensar, algo que proyectar, algo que trabajar, que disfrutar, que contemplar, algo de lo que hacernos responsables. Y el ocio, al que tenemos derecho, debe ser un premio al trabajo realizado. Los fines de semana son para descansar, efectivamente (siempre y cuando se haya trabajado). El descanso debe ser una consecuencia de habernos cansado.
- Juan Zegrí también fue un chaval creyente. Todos los días en este colegio se reza (¿y en vuestra familia?) ¿nos queda algo de esta oración? ¿disfrutamos algo con ella? Muchas veces en las celebraciones estamos como convidados de piedra, sin participar, sin contestar ¿no tenemos nada que decir? ¿no tenemos nada que celebrar?.
- Juan Zegrí sabe lo que quiere, por qué lo quiere y para qué lo quiere. Y actúa. Ninguno queremos fracasar en la vida ¿verdad?. Pero para triunfar hay que poner los medios. Nuestro éxito, además, debe ser solidario, debemos hacer que progrese la humanidad. Nuestro bien o nuestro mal no se pierden, hacen bien o mal a los demás. Tenemos responsabilidad en los demás, como personas y como creyentes. Y hacemos el plan de Dios cuando hacemos las cosas bien, con total libertad. Seréis Merced si sois entrega, caridad, justicia, libertad, don.
- Mirar para poder ver el mundo que nos rodea. Con nuestras diferentes capacidades y fuerzas, si lo hacemos en común, para que viva la humanidad. "Todo para bien de la humanidad, en Dios, por Dios y para Dios".
- El corazón humano tiene dos movimientos, sístole y diástole: continuamente durante toda la vida, da y recibe, da y recibe, da y recibe. Sin parar.
- El Padre Zegrí buscó ayuda para hacer lo que quería hacer. No debemos ser soberbios ni autosuficientes. Nosotros no podemos hacer que amanezca o que llueva, ni tenemos la fuerza para hacer todo lo que soñemos, necesitamos de otros. Zegrí buscó ayuda en la familia, en los amigos, en sus profesores, en Dios. Buscar ayuda en Dios, apoyo en Dios, comprensión en Dios, algo que debemos hacer todos los días. Él es la fuerza de nuestra fuerza. Juan Zegrí pensó: "¿Qué puedo hacer para cambiar toda esta injusticia que he visto y no me gusta?". Dios le inspiró fundación de la Congregación. Enfermos, ancianos, prisiones, colegios, dispensarios, personas en riesgo de exclusión y fragilidad social (transeúntes, mujeres maltratadas, familias desestructuradas...).
"Curar todas las llagas, remediar todos los males, calmar todos los pesares, desterrar todas las necesidades, enjugar todas las lágrimas, no dejar si posible fuera en todo el mundo un solo ser abandonado, afligido, desamparado, sin educación religiosa y sin recursos"
- ¿Qué podemos hacer para buscar acogida en Dios, estar al lado de Dios? Hay varios cauces:
- Oración de petición: recurso siempre a mano. Comuniquémonos con Dios, que Él siempre nos está iluminando. Cuando no sepamos qué hacer, de forma breve, pidamos luz: "No sé que hacer, envíame tu Luz y tu Verdad". Qué oración más simple, más corta, pero qué potente. "Señor, que no camine a oscuras. Ayúdame a saber el camino, tu camino, que a veces no sé cuál es".
- Oración de alabanza: el Gloria, como oración que recoge nuestra historia (ayer, hoy y siempre), oración desinteresada y gratuita, en la que no pedimos nada para nosotros.
- Participar en la Eucaristía: de manera activa. En el Ofertorio ofrecemos nuestros trabajos, lo que deseamos, lo que somos. El fruto y el trabajo de la humanidad. Lo que hacemos para bien de la humanidad.
- Celebrar la Reconciliación: Ese sacramento que nos da tanta pereza. Lo que celebramos es que Dios siempre nos perdona, y hace una fiesta, como al hijo pródigo, cuando reconocemos lo mal hecho y queremos volver a él. ¡Una fiesta!. Qué diferente es esto de la idea que tenemos del sacramento del perdón. Dios celebra con nosotros la fiesta del reencuentro.
Paco Montero, laico mercedario agradecido .