Para mí, esto son cosas para pensar, cosas que denunciar y cosas que atañen profundamente a mi fe, como muestran las etiquetas con las que he marcado este artículo.
La Asociación en la que mi mujer y yo estamos desde hace más de 15 años,
Asociación Apoyo (que acaba de estrenar
blog), apoya este manifiesto. Nosotros, con ellos.
Me encanta la última parte de ese "Quiénes somos" al que lleva el enlace anterior, porque aunque solamente puedo estar a ratos, me siento muy vinculado a ese grupo humano encantado de "estar-con-otros" y de soñar con un mundo más justo y humano. Lo transcribo a continuación:
"
Todo esto es parte de APOYO, lo más importante no somos capaces de plasmarlo en ningún papel; son sentimientos, alegrías de lo logrado, fiestas que celebran la libertad de la cárcel, la emancipación pasados los cincuenta a una casa compartida, el lograr un trabajo, la tramitación de unos papeles o la revocación, por injusta, de una orden de expulsión; la obtención del titulo de secundaria o el logro de terminar un curso de peluquería. La alegría del encuentro con la familia en puertos de África de chicos que muy jóvenes abandonaron todo y lograron sobrevivir a la muerte al cruzar la frontera. Y también el dolor por chavales que no salen adelante, o por aquellos que luchando hasta el final, vieron cómo su vida era arrebatada por el SIDA. El sufrimiento de vidas adolescentes maltratadas y la suerte, la inmensa suerte de la alegría de compartir nuevas vidas que nacen. Por esto, queremos recordar y agradecer lo compartido a los que se fueron y son Apoyo, a los que abandonaron y son APOYO y saben que les esperamos y agradecer y seguir compartiendo a los que seguimos encontrándonos día a día.
A los que apuestan por los sueños, los que luchan por los sueños siendo fieles a si mismos, gracias."
Mi amiga Ana, que trabaja en Cáritas España (que está denunciando los controles policiales arbitrarios en sedes de Cáritas, pidiendo los datos de los inmigrantes a los que se atiende), me manda un email en el que incluye este descorazonador testimonio de una persona migrante en nuestro país:
"Ojalá nunca tengáis que vivir con miedo; miedo a que te pare la policía y te lleve al Centro de Internamiento por no tener papeles, miedo a no poder cotizar lo suficiente y quedarte sin autorización de residencia y que toda tu familia, a su vez, pierda su autorización; miedo a que te devuelvan a un país que no te ofrece futuro alguno, miedo a que el color de tu piel, tu acento, tu ropa te delate, miedo puro y simple miedo".
Un buen amigo le contestaba diciendo:
"Gracias por esta denuncia profética y por poder realizarla desde Cáritas. Ana todo un ejemplo de compromiso y capacidad. Importantísimo dejar constancia de esa posición con corazón y argumentos."
Otra persona le contestaba también: "me encanta sentir que gracias a quienes estáis en determinados sitios, la Iglesia habla de una manera clara con un contenido de denuncia, para hacer de revulsivo ante la sociedad y ante el Gobierno. Como ya he expresado otras veces, me produce mucha alegría el saberte ahí."
Y mi amigo Roberto, de la Asociación a la que me he referido antes, escribió esto en el Blog, acerca de uno de los chicos que vive en su casa.
"Hoy hemos desayunado con Ramón, en su restaurante de Madrid. Mamadou, uno de los chicos de casa termina hoy las prácticas que durante dos meses ha realizado en su restaurante.
Ramón pretende contratar a Mamadou, ya que ha visto en él las cualidades de un buen trabajador: se esfuerza en aprender, es amable y tiene una sonrisa encantadora para los clientes.
Había pensado ofrecerle servir del buffet del desayuno de los clientes del hotel. Ramón confía en que Mamadou va a realizar bien este trabajo, adquiere una responsabilidad y le facilita el seguir formándose en el mundo de la cocina en un restaurante con una estrella michelín, empezando desde abajo, como siempre se ha hecho en el mundo de la cocina.
Todo perfecto…enseñanza, prácticas, trabajo… salvo un pequeño detalle…. Mamadou no podrá trabajar hasta que no tenga permiso de residencia y trabajo. Podrá presentar los papeles en agosto y ahora mismo están tardando más de nueve meses en resolver los expedientes.
Para más daño, Mamadou debería tener papeles al haber sido menor tutelado en la Comunidad de Madrid, pero un día en el IMMF decidieron que su pasaporte era falso y le pusieron de patitas en la calle. Más tarde un juez ha dicho que el pasaporte era autentico… pero él no tiene residencia.
Pasará una primavera, un verano y un otoño; y con suerte, cuando termine el próximo invierno Mamadou podrá trabajar en el trabajo que hoy a las diez y diez de la mañana le ofrecían para comenzar este lunes a la par que esta primavera.
Tendremos que esperar a la siguiente primavera… de siempre, en esta casa hemos cultivado mucho la paciencia.
Pero nos revela y duele, ver nuestras caras y mantener la rabia de una oportunidad perdida. Sentir, una vez más, el frío intenso de las palabras gélidas de una ley injusta escrita para mantener fuera a muchos de nuestra familia."
¿Se puede vivir con tanto miedo? ¿Hay derecho a que la policía te pare solamente por el color de tu piel?. ¿Hay derecho a que una persona a la que le gusta cómo trabajas y confía en ti no te pueda contratar por que la ley no se lo permite, y exige que lleves tres años aquí? ¿Hay derecho a que entren en las Cáritas Parroquiales o en empresas de inserción -Frutería La Merced, por ejemplo - pidiendo papeles de los subsaharianos? ¿Solamente admitimos inmigrantes cuando nuestra economía los necesita?
No. ¡¡¡No hay derecho!!!
Hay situaciones que pueden ser perfectamente legales, pero hay leyes que son terríblemente injustas.