- Pidamos a nuestros políticos que legislen para respetar más el planeta. Para que nuestras ciudades sean más humanas y vivibles, más amables.
- Exijamos a nuestras empresas que sean más sensibles hacia valores medioambientales y de equidad social, de respeto de los derechos laborales. Seamos consumidores responsables.
Y ¿a nivel personal?
En primer lugar, seamos conscientes de lo que consumimos (a nivel de energía, a nivel de productos), de los residuos que generamos, del agua que malgastamos. Internalicemos los comportamientos deseables.
Reparemos, reutilicemos, reciclemos, reivindiquemos, recuperemos… cuántas R’s!!!
Procuremos dejar una huella ecológica menor en el planeta: compartamos cosas (libros, lavadoras ¿lavadoras? ¡sí, lavadoras!), elijamos productos duraderos, eficientes, renovables, separables, más justos (de comercio justo, de empresas socialmente responsables), más inocuos. Ahorremos agua y luz que no necesitemos consumir, invirtamos en bancos éticos, etc.
Muchas más ideas en los enlaces a documentos de Greenpeace, Ecologistas en acción, UNESCO del siguiente hipervínculo: http://www.consumoresponsable.org/documentos/index.asp
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