viernes, 14 de septiembre de 2012

¡Hagan juego, hagan sus apuestas!, una oración con los niños de 1º ESO.


Estoy suscrito a la revista digital Eclesalia, que esta semana nos envío un artículo firmado por Koldo Aldai llamado ¡Hagan juego! a cuento de la decisión de la Comunidad de Madrid de instalar un macrocasino de Las Vegas Sands en Alcorcón en los próximos años.
En el artículo nos hacían una llamada a la reflexión acerca de los ganadores y los perdedores de siempre, acerca de dónde ponemos nuestras esperanzas y cuáles son nuestras apuestas vitales. Se lo "medio leí" a los muchach@s, adaptándolo sobre la marcha para que captaran la idea que les iba a proponer.
Más allá de valoraciones políticas y morales respecto al mundo del juego, las posibles mafias y prostitución que puede atraer, en lo que yo quería hacer hincapié a los chavales era en que pensaran dónde ponen sus ilusiones y esperanzas. En que pensáramos entre todos cuáles son nuestras apuestas.
Teniendo en cuenta que solamente tienen 12 años, una vez más, no me han defraudado, escribiendo cosas como estas (pongo todas las aportaciones un poco entremezcladas, corrigiendo algunas expresiones y no retransmitiendo -espero- sus pequeñas faltas de ortografía):
Apostamos muchas veces por lo más fácil, claramente estamos equivocados. Tenemos que aprender que no debemos gastar tanto dinero.
Dios está ahí mostrándonos lo que tenemos que hacer. Los cristianos apostamos a que la manera de divertirse puede ser otra: compartiendo, riendo, ayudando... Apostamos por confiar en Dios.
Los cristianos apostamos por que no ganen los que siempre ganan, por que sean felices los que nunca han sido felices, por que estemos a su lado, por que los maltratados dejen de estarlo, por ayudar, convivir, rezar, por que haya trabajo para todos, menos hambre y menos desgracias, por que no haya gente sin un plato de comida cada día...
Nosotros apostamos por un mundo mejor, no luchamos por ganar un juego cuando tu hermano puede perder (aquí ganamos todos).
Nuestro camino no se ilumina con luces de neón, se ilumina con el trabajo y el esfuerzo diario.
Señor, gracias por darnos la capacidad de elegir entre lo que está bien y  lo que está mal. Ayúdanos a no dejarnos llevar por lo que nos hace mal.
Querido Padre: tú nos das esperanza, tú nos das fe, tú nos ayudas y nos das fuerza. Sin ti solamente seríamos unos pequeños vagabundos sin alma ni corazón, solamente un cuerpo. Tú nos alegras los días, nos das cariño y cobijo en tu Corazón, para que no estemos solos. (Esta oración no era lo que les había pedido, no tiene que ver con nuestras apuestas, pero me encantó).
¿A que son geniales? Chicos/as con buen corazón, con buenos sentimientos. Yo apuesto por seguir ayudando a entretejer el mundo interior de estos niños a punto de dejar de serlo.

La reproducción del artículo completo, en este enlace

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