Nuestra conversación, la pongo públicamente puesto que públicamente me escribió. Espero no se moleste. |
Que se acuerden de uno, treinta años después, es muy emocionante.
Hace unos años, cuando yo acababa de empezar en esto de la docencia -ya llevo 15-, me lo encontré en el pueblo de mi madre (Sepúlveda, un pueblo precioso, por cierto), haciendo de turista. Al enterarse de que me había pasado a la enseñanza, me dijo que esto era duro, pero muy bonito, y me animaba a echar todas las ganas y las fuerzas en mi recién encontrada vocación. Me deseaba suerte y me auguraba éxito. No sé si lo he conseguido -tampoco lo pretendo-, aunque lo que sí sé es que al elegir esta profesión, no me equivoqué. Cuántas veces en estos años mis alumnos me han "reprochado" diciéndome eso de: "Pero tú, siendo ingeniero, ¿qué haces aquí aguantándonos a nosotros?". Y yo les digo que es porque quiero estar con ellos, y porque he tenido la suerte de que gracias a mi formación pude elegir trabajo (hoy en día ya no estoy tan seguro de encontrar trabajo con mucha facilidad). Yo creo que es donde debo estar, y donde me gusta estar.
Ahora "Don Joaquín", algo más mayor, y algo neófito en las redes (tiene mucho mérito que un profesor "de los de siempre" se adentre en pedagogías y maneras "de las de ahora") me ha encontrado en la red. Me ha alegrado muchísimo. Y sus palabras de ánimo, y reconocimiento, me emocionan, de verdad.
De momento, seguiremos en ello... Muchas gracias, Don Joaquín. Muchas gracias, maestro.
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