Las lecturas del próximo domingo dicen esto.
Lectura del santo evangelio según san Juan
(10,11-18):
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el
buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es
pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y
el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan
las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me
conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida
por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a
ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo
Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder
recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder
para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi
Padre.»
Salmo 117
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su
misericordia.
Mejor es refugiarse
en el Señor
que fiarse de los
hombres,
mejor es refugiarse
en el Señor
que fiarse de los
jefes.
De lo que está pasando delante de nuestros
ojos.
Todos estamos viendo lo que está pasando
últimamente a nivel político y social, y seguimos tragando. Recortes drásticos
y subidas de impuestos para amilanar a los insaciables mercados y a la ultra jefa
Merkel. ¿Hasta cuándo? ¿Para quién gobiernan (nuestros actuales gobernantes y los que estuvieron antes de ellos, sean del color político que sean)?
Las reformas y recortes de la Sanidad y
la Educación nos tienen a todos un poco preocupados. Y los Jefes (en lenguaje del evangelio y del salmo del próximo domingo) no están
siendo buenos pastores, y los asalariados estamos huyendo del lobo "Mercado" guardando
nuestras vidas y abandonando a nuestros hermanos más frágiles (hablo en primera
persona). ¿Le damos la vuelta a este evangelio e invitamos (obligamos) a los
jefes a que se comporten como Buenos Pastores, haciéndoles caer en para quienes
gobiernan? ¿Por qué admitir leyes moralmente inaceptables?
Me impactó el artículo de mi amigo Roberto en el blog de la Asociación Apoyo, a la que pertenezco desde hace años sobre "A partir de hoy, en mi familia más cercana, los que
vivimos en casa; tres tenemos derecho a ir al médico por un catarro, curarnos
de un cáncer o tratarnos de una enfermad crónica, cuatro no lo tienen". Hasta
que nos toque a nosotros seguiremos tragando. El sistema sanitario está en
"deconstrucción".
Me ha impactado la muerte de un
familiar cercano la pasada semana, probablemente asociada a un mal funcionamiento del sistema sanitario,
con unos médicos desbordados que a veces no logran acertar a tiempo en los diagnósticos.
Me ha impactado un artículo de mi amigo Josito, del que resalto solamente algunos párrafos:
La persona es titular de derechos humanos inalienables. Pero, si (en la letra de la ley) en vez
de persona hablamos de asegurado, o todavía mejor de “portador de la tarjeta
sanitaria”, acabamos privando del contenido sustancial del derecho a la persona
que no la porte sin que se note tanto el atropello.
La eficiencia debe colgarse de la percha de la ética.
Lo peor es que, ahora, la economía ha quedado reducida a mera
contabilidad, a econometría, a fórmulas matemáticas que sólo buscan cuadrar un
resultado a costa de lo que sea, sin valores ni prioridades dadas y sin darse
cuenta de que, al final, con esa ceguera, no sólo se provoca un sufrimiento
inconmensurable a muchas personas sino que también se acaba siendo ineficaz e
ineficiente.
Uno se pregunta cómo se va a
compatibilizar el Código deontológico médico y sus principios éticos con la
omisión de asistencia, diagnóstico y tratamiento de patologías
Algo que me da esperanza. Algunos
médicos están llamando a la objeción de conciencia a la ley porque ponen cara a
los usuarios (pacientes) a los que van a dejar fuera. ¿Nos convertimos en
"asalariados responsables" que cuidan unos de otros? ¿Inventamos juntos
cómo "saltarnos" la ley y no dejar desamparados a los que ya son frágiles de por sí? Se me ocurre proponer a algunos médicos amigos que hagan objeción de conciencia desde el sistema sanitario, crear botiquines populares, crear dispensarios médicos en las parroquias o en las asociaciones, pedir a los médicos que generen recetas a cuenta de los que tenemos tarjeta sanitaria y por tanto la asistencia asegurada para amigos inmigrantes a los que diagnostiquen fuera del centro de salud. ¿Más sugerencias?
Porque la Iglesia quiere ser el “hogar común de todos”, no se piden papeles a
nadie. En ella y en la sociedad, los inmigrantes
“tienen
derecho a ser lo que son y especialmente a serlo “entre nosotros”. Ojalá que en
la Iglesia, que tiene a los más abnegados de los nuestros en la primera línea
de la solidaridad, no se nos olvide que tenemos divina vocación de guardianes
de nuestros hermanos, que tenemos el deber de proteger y que, unidos a todos
los hombres y mujeres que hambrean justicia, crecemos moralmente cuando nos
empeñamos en defender apasionadamente los derechos ajenos incluso a costa de
jugarnos los propios.