Comenzamos un nuevo curso cargados de ilusión por ser capaces de transmitir lo mejor de nosotros mismos a nuestros nuevos alumnos, acompañarles en sus procesos de aprendizaje y también, ¡por qué no!, en el bello arte de sobrevivir en esa preciosa etapa llamada adolescencia.
Y comienza un curso cargado de incertidumbres. Aplicando una nueva ley, la LOMCE, que llega sin consenso y que no sabemos si tendrá continuidad para los próximos cursos. Los profes andamos aún algo despistados, al no haber recibido formación para implantarla, con nuevos textos y nuevas estrategias a implantar: llegan de lleno (por fin) la utilización del portfolio como elemento de evaluación y soporte para la metacognición de los alumnos (algo así como que los alumnos son conscientes de cómo aprenden y son capaces de valorarlo y proponer mejoras), las inteligencias múltiples, el trabajo cooperativo...
En mi caso, me toca implantar en 1º y 3º de ESO la nueva asignatura de Tecnología, Programación y Robótica, cuyo currículo liberó la CAM muy a última hora, dejando a las editoriales (y a los profesores más autónomos y proactivos) poco tiempo para la reacción. A día de hoy, aún no he recibido ni siquiera el texto de 3º de ESO, y el de 1º me llegó hace tres días. De momento tampoco han dotado a los colegios con las prometidas impresoras 3D, ni los kits con material para trabajar la robótica educativa, ni formación sobre programación. La formación recibida el curso pasado sobre robótica no me pareció suficiente. Más contenidos, menos horas lectivas.
Pero dejémosnos de quejas. Sin miedo. Sobreviviremos.
Lástima las prisas de los políticos por implantar nuevas áreas sin el tiempo suficiente. Debe ser que se acercan elecciones... Este primer año nos toca ejercer a todos un poco de cobayas. Aún así, gracias por la apuesta por la innovación, señores políticos. Ser pioneros invita a espabilar.
@fjmontero